La comunidad sibateña recibió a Maira Ramírez, la jugadora número nueve de la selección Colombia, quien luego de una gran participación junto con sus compañeras en el Mundial de Futbol Femenino en Australia, regresó a su territorio donde fue homenajeada por su familia, amigos y vecinos.
La última vez que vimos a Maira fue el pasado mes de diciembre de 2022 por las calles del barrio Pablo Neruda, estaba en compañía de algunos miembros de su familia entregando balones y juguetes a las niñas y niños del barrio como un regalo de navidad, pero también con la esperanza de sembrar muchas semillas que en el futuro lleguen a ser grandes jugadores y personas como ella. Maira siempre que está compartiendo con su comunidad demuestra su sencillez y que a pesar de tener un reconocimiento no olvida sus orígenes. Este jueves cuando una caravana improvisada irrumpió con la cotidianidad del pueblo y recorrió las calles de municipio, una vez más su carisma se extendió a la comunidad que decidió salir a saludarla.
Las calles centrales se llenaron de niñas y niños emocionados de ver a esta sibateña que unos días antes veían en las pantallas de sus televisores y quien ahora es su referente. Maira firmaba camisetas, banderas, balones, gorras y todo lo que a su paso le pedían que firmara, en ese pequeño camioncito atestado de pequeños y acompañada de su madre y hermana, muy orgullosas. La caravana terminó en un lugar muy significativo, la cancha de futbol de la vereda Chacua, donde la espero pacientemente su comunidad para poder acceder a la fotografía o autógrafo de su heroína, no sin antes soportar que la espera se alargara mientras que funcionarios públicos, el alcalde municipal y su esposa, hicieran su protagonismo, lograran su foto junto a ella y se fueran, eso sí, y como siempre, no dejaron de pregonar sus supuestos esfuerzos e inversiones para apoyar el deporte.
Doña Bárbara, abuela de Maira quiso en medio del homenaje hacer un alto para recordar a su esposo y abuelo de la número 9, contándole a todos los asistentes que fue él quien primero creyó en ella, vio el talento y buscó los primeros apoyos para que Maira pudiera jugar profesionalmente. Fue su abuelo el que la llevaba y recogía en los entrenamientos y como dijo la misma Maira "debe estar muy orgulloso allá en el cielo". De nuestra parte pudimos compartir con Maira y la comunidad el cartel y mural que hicimos en homenaje a esta guerrera del futbol que enorgullece a muchos colombianos y sobre todo a los sibateños, mural que realizamos desde antes del mundial, seguros de que ella con el talento y el amor por el futbol iba tarde o temprano lograr despertar esa sonrisa, alegría y admiración en las nuevas generaciones, pero también de convertirse en ese referente que demuestra que los sueños son posibles realizarlos con esfuerzo y disciplina.